Andando por Quito.

Cuando salimos de Isnos sentimos que apenas iniciábamos nuestro viaje, a pesar de que hacía varias semanas habíamos salido de Medellín. Cuando salimos de Colombia sentimos algo muy similar. A pesar que el día anterior habíamos pasado para Tulcán, solo hasta cuando pasamos la frontera con miras a embarcamos hacia Quito, sin celular, desconectados y decididos, nos miramos y dijimos "ahora sí empezó esto y ya no hay camino de retorno"; sonreímos y caminamos.


Cómo ya habíamos sellado el día anterior, simplemente pasamos de largo por los puestos de control: estuvimos de suerte, la buseta que abordamos en Ipiales, nos pasó hasta el lado ecuatoriano, lo que nos evito la posibilidad de ser parados en la frontera y vaciar nuestras maletas ante los policias antinarcóticos... sin duda un ahorro de tiempo. En donde nos dejó la de Ipiales salen las busetas hasta el terminal de Tulcán, 0.75 dolares y una media hora de recorrido. En el terminal almorzamos a 2.50 el menú y conseguimos pasaje a 6 dolares.


Después de 5 horas y 30 minutos llegamos a Quito en un recorrido que estuvo muy "parado": paraba a recoger pasajeros cada vez que podían y cada vez que paraba se subían vendedores ambulantes de comida (pollo, chancho, pan, etc), nos arrepentimos de haber elegido esa empresa de transporte, pero luego nos explicaron que todas son así; y claro, en el retén antes de Ibarra, bajaron a los dos colombianos y le requisaron las maletas. Pero fuera de esas leves interrupciones, llegamos plácidos a la capital del Ecuador.


En Quito nos alojamos en la casa de un amigo cuentero colombiano radicado en Quito, John, quien tiene un hostal y unos apartamentos para rentar habitaciones por días, semanas o meses, full equipadas y con unos costos que oscilan entre los 12 dolares. Yo lo conocí hace unos tres años en un festival de cuenteros e hicimos una linda amistad, por lo que el hospedaje y comida no nos costaron ni un peso, o mejor dicho, ni un centavo de dolar; y recomiendo su lugar, no por la amistad, sino por la comodidad, y averiguando otros lugares, también por el precio, bajo comparado con otros lugares y teniendo en cuenta sus comodidades.


En Quito visitamos el centro histórico, haciendo un recorrido por sus iglesias y plazas; estuvimos en la Basilica del Voto Nacional (2 USD la entrada), Museo-Iglesia de la Compañía de Jesús (5 USD estudiantes); nos sentimos mal pagando para entrar a una iglesia, pero tratamos de despegarnos del valor religioso que la gente pudiese darles y lo tomamos como si entrásemos a un museo, pues en realidad eso eran, por ejemplo la iglesia de la Compañía es muy visitada por su estilo barroco y por los curiosos que quieren observar su opulencia: una iglesia bañada en oro...algo demasiado exagerado.


Paseamos por la plaza San Francisco, De la Independencia, etc. y admiramos uno de los centros históricos mejor conservados de Sur América. Luego nos dirigimos al mirador de la Virgen del Panecillo, una escultura gigantesca como la que vimos en Cristo Rey en Cali, la cual divide la ciudad de Quito, al frente el sur y atrás de la escultura el norte, el sector de menores recursos y barrios pobres, por eso se dice "que hasta la virgen le da la espalda al norte". También subimos al mirador del Volcán Tungurahua y observamos unas cuantas casas y parcelas que se han establecido en el fondo del crater. Y finalmente fuimos a visitar la emblemática Mitad del Mundo.


Aquí encontramos una pequeña controversia, queríamos visitar el Obelisco, el monumento en el complejo turístico Ciudad Mitad del Mundo porque está ubicado en la línea ecuatorial, y así se ha dado a conocer desde hace mucho tiempo, pero resulta que con la aparición el GPS se encontró que el monumento está verdaderamente 240 metros más al sur del paralelo 0° 0´ 0". El Museo Mitad del Mundo Intiñan (camino del sol), proclama estar ubicado en dicha linea, por lo que es visitado por quienes quieren ir a la "verdadera mitad del mundo". Hay quienes dicen que el museo también está errado y se inicia un conflicto de intereses por la visita de los turistas, por lo que nosotros  decidimos ir a los dos para no entrar a discusiones, ya que la idea es conocer lo que más se pueda, cada uno tiene sus particularidades: el primero es el tradicional, es el monumento, el legal, dirían algunos, y el segundo es el exacto, el legítimo; el primero cuesta 3.75 USD la entrada, con museos 7 USD, y el segundo 4 USD la entrada con servicio de guía para el recorrido.


Luego nos dimos cuenta que según el GPS el único monumento que está sobre la linea de Ecuador es el Reloj Gigante de Sol de Quitsato, ubicado entre Quito y Cayambe, pero el tiempo ya no nos dio para ir; será el primer lugar que dejaremos para el regreso de nuestro recorrido. 


Después de dos contadas con nuestros amigos cuenteros, una en la Casa Cultural Independiente Turubamba, una iniciativa ciudadana que lleva más de 7 años llevando arte, cultura y oportunidades a los habitantes del sector, y otra función en la Casateatro Elongo, nos despedimos de John, de Vero su esposa, y de Gaira y Luna sus hijas, y continuamos pintando nuestro camino.

Próxima parada, Quilotoa.


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