Andando por Santa Marta - Colombia

Santa Marta es la ciudad que más nos atrae de la costa atlántica en cuanto a playa y mar se refiere, y una de las más económicas para el turismo en Colombia. Por eso, cuando se nos dio la oportunidad de pasar unos días de sol recorriendo sus playas, no dudamos ni un momento en ponernos a empacar el traje de baño.


Aunque estábamos enfocados en el viaje por Suramérica que iniciaremos en unas semanas y estamos tratando de organizar nuestros recursos para ese sueño rodante, una posibilidad de trabajo nos llevó de Cali a Barranquilla, 5 semanas antes de la fecha presupuestada para arrancar. Apenas colgué el teléfono y acepté el trabajo que requería que estuviésemos 5 días en la capital del departamento del Atlántico, nos miramos y dijimos: “Santa Marta”. Por eso este Blog que estaba pensado para contar nuestro andar desde Colombia (iniciando por los lados del Huila y Cauca) hasta la Patagonia-Argentina, inicia un poco más al norte, unos mil y “piola” kilómetros más al norte de lo que habíamos pensado en un principio. Pero así son los viajes, vivos y caprichosos; éste quería iniciar en la brisa del mar Caribe.

Cómo despedida de Barranquilla, quien había hecho el contacto del trabajo, nos invitó a almorzar en “La Cueva”, el lugar donde se reunía, a mediados del siglo XX, El Grupo de Barranquilla, un conjunto de personajes intelectuales (celebres escritores y pintores, principalmente), entre los que se encontraba Gabriel García Márquez. Después de ser el bar en donde se daban cita a tertuliar al son de la música y el whisky, y pasar de dueño en dueño, fue abandonado hasta al punto de ser inhabitable. En el años 2002 nace la Fundación la Cueva e inicia la restauración del lugar, para finalmente convertirlo en un bar-restaurante de comida típica del Caribe. En estos momentos, el lugar conserva el legado de este grupo y en las instalaciones se pueden encontrar vestigios de su grandeza y rastros de las grandes obras que se entretejieron ahí; se encuentran en sus paredes cuadros del maestro Obregón y Roda, se puede observar por una escotilla la historia real del ahogado que inspiró los cuentos de Álvaro Cepeda Samudio y Gabriel García Márquez, “las huellas del elefante” que quedaron marcadas en una madrugada que Obregón llevó uno de estos animales que estaba en un circo cercano para que así le abrieran el bar y poder seguir la fiesta, un bodegón de hielo, y muchas cosas más…


Después del almuerzo, como el restaurante queda a la salida de la ciudad, no fuimos hasta el terminal sino que llegamos a la parada de buses que queda antes de salir hacia Santa Marta, ahí paran todos los buses que lleven puestos libres y se pueden conseguir pasajes a 10.000 o menos, pero la empresa que nos habían recomendado por ser más cómoda y rápida y que no para a recoger en la carretera, es Berlinas y cuesta 12.000. No conocemos las otras empresas, no sabemos si el servicio es tan malo como dicen, pero por 2.000 pesos preferimos y recomendamos no arriesgarse. El trayecto duró 1 hora y 20 minutos, todo muy tranquilo durante el viaje; bueno los últimos 40 minutos fueron mortales por un señor que estaba sentado delante de nosotros y que cuando pudo conciliar su sueño, nadie más pudo dormir; roncaba con un león en celo, hasta el conductor lo escuchaba…pero en eso si ya no tiene la culpa la empresa.


Para alojarse en Santa Marta hay variedad de opciones de diferentes precios. Existen hostales cerca del malecón que son una gran opción, pero lo malo de alojarse en la ciudad es que para disfrutar de la playa debes desplazarte a Taganga, el Rodadero o a Gaira, que son las tres playas más cercanas. Nosotros decidimos alojarnos en Gaira, que queda a unas 10 cuadras de la bahía del Rodadero, pero es mucho más económico y más tranquilo, sin tanta gente (lo que puede ser una desventaja a altas horas de la noche). Alquilamos un apartaestudio a 50.000 mil la noche para los dos, a 2 cuadras de la Bahía, muy favorable porque mercamos en uno de los tantos supermercados y preparamos nuestras comidas. Además pudimos, esa misma noche, disfrutar un poco de la playa, caminando a ras del agua, sintiendo la tranquilidad y frescura de la brisa y charlando hasta eso de las 8 p.m., cosa que no se puede hacer en el Rodadero, ya que a las 6 p.m. no permiten que nadie esté muy lejos de los andenes.

Desde que decidimos hacer esta parada, sabíamos que el tiempo era poco (2 días-2 noches), por lo que teníamos que elegir entre muchos lugares por visitar, solo uno o máximo dos; nuestra decisión también se hizo sin vacilar: tour de un día al Parque Tayrona. Cerca de la Bahía negociamos el tour con Nelsón, a quien conocíamos en una visita pasada al Tayrona y que vive en el sector de Gaira, por lo que sabíamos que era de confianza. Mientras todas las agencias cobraban 80.000 o 70.000 por persona, con él lo conseguimos en 90.000 para los dos, y con los mismos servicios que las agencias, transporte puerta a puerta en bus climatizado, transporte en lancha y entrada al parque (claro que el precio es por temporada baja, pero al diferencia de precios se mantiene también en temporada alta; para que te salga más económico, busca a Nelsón en las esquinas de Gaira, o pregunta por él, todos lo conocen). El tour inicia a las 7:30 a.m. cuando un bus (en el que van clientes de diferentes agencias, las mismas que para ese día nos cobraban 80.000 por persona) nos pasa a recoger a donde estábamos alojados, se demora 1 hora hasta la entrada del parque, luego unos 25 minutos hasta el mirador de 7 Olas, un acantilado bellísimo, y luego otros 15 minutos hasta Neguanje, la primera playa del tour. Aunque te anuncian que disfrutaras de 2 playas de baño, en ésta solo estás 10 minutos mientras abordas la lancha que te lleva a Playa Cristal, destino final del tour.


Después de unos 10 minutos en lancha, llegas hasta una de las playas más hermosas de Santa Marta, de agua trasparente y olas tranquilas; haciendo justicia a su nombre, Playa Cristal. El mismo guía del tour  te lleva al restaurante recomendado, en donde encuentras platos desde 30.000 pesos. En el mismo restaurante te guardan tu equipaje y así no pagas el alquiler de la carpa, la cual no vas a necesitar, porque lo mejor está dentro del agua. RECOMENDACIÓN RECOMENDADÍSIMA, compren gafas acuáticas de silicona en el centro de Santa Marta para que puedan disfrutar de uno de los corales más grandes que tiene el parque. Si no sabes nadar no te preocupes, los pescados de diferentes tipos y colores se encuentran desde la orilla, también está el servicio de guía y préstamo de equipo: snorkel y chaleco, por 25.000 pesos la hora; pero en verdad que si viajas con poco presupuesto, compras unas gafas de 15.000 y disfrutas todo el tiempo. Cómo ya conocíamos el lugar y la idea era gastar muy poco, llevamos nuestras gafas y no alquilamos la carpa, porque estábamos tan encantados con los peces, que solo salimos del agua en un par de ocasiones: 1. a almorzar (sanduches de jamón y queso que llevábamos) y 2. a las 3 de la tarde, cuando empieza a organizarse el regreso.

La verdad, es muy poco el tiempo de estancia, uno siente que necesita más, tanto para seguir nadando como para recostarse un rato al sol. Pero todas las agencias, sin excepción, deben salir del lugar, a eso de las 4 solo quedan los lugareños, ya que no hay opción de hospedaje. Si piensas ir a Santa Marta, Playa Cristal es un lugar que no debes dejar por fuera en tu itinerario. Y si viajas con bastante tiempo, haz todo el recorrido del parque por la entrada del Zaino hasta cabo San Juan, otra gran aventura.


Llegamos a eso de las 5:30 p.m. al hospedaje, una ducha y salimos a disfrutar del atardecer en una caminata corta hasta el Rodadero, para vivir también, con unas cuantas cervezas, un poco de turismo “bullicioso”. Nos sorprendimos de grata manera: encontramos una papayera tocando cumbias al lado del andén, y bailamos hasta que nuestros pies nos lo permitieron. Dos noches muy distintas al frente del mismo mar: en Gaira la tranquilidad y la unión con la brisa y nuestros pensamientos, y en el rodadero la algarabía y el baile al son de la música. A eso de las 10:30 p.m., nuevamente caminando, sin ningún inconveniente, regresamos a la habitación.

El segundo y último día, decidimos ir a la Bahía de Santa Marta, una de las más lindas de América, muy linda a la vista pero no es muy apta para el baño, es el mismo lugar donde está el puerto de carga y el agua es poco limpia. Cómo esto ya lo sabíamos, nuestro interés solo era poder contemplar su belleza, aunque no por mucho tiempo, ya que íbamos con todo nuestro equipaje para desde allá empezar el regreso a Barranquilla, de allí a Cali, y luego a Isnos, en el departamento del Huila, donde estableceríamos nuestro fortín antes de iniciar el viaje.

Así termina la primera etapa de este pre-viaje, como calentando motores, como alistando nuestros pasos para este andar, para este sueño con el que queremos Pintar nuestro Camino… Próxima parada Cali.

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